Spektr-M, el telescopio ruso para buscar vida en el espacio.
El futuro observatorio espacial, cuyo lanzamiento está previsto a partir de 2027, será parcialmente dedicado a la búsqueda de grandes estructuras artificiales en el universo.

El astrónomo Alexander Panov señaló que aparte de intentar captar un hipotético mensaje de una civilización extraterrestre existen otras posibilidades de encontrar vida inteligente en el universo. Buscar indicios de construcciones, tipo la esfera de Dyson, una megaestructura hipotética propuesta en 1960 por el físico Freeman Dyson, que permitiría a una civilización desarrollada aprovechar la energía solar de una estrella.
“Esas construcciones deben brillar de manera fuerte en el rango infrarrojo si dentro de ellas se mantiene una temperatura adecuada para actividades de seres vivos. Una parte del programa científico del telescopio Spektr-M que se desarrolla en Rusia está orientado a esta tarea”.
Dice Alexander Panov, astrónomo ruso y jefe del centro científico-cultural SETI en el Consejo de Astronomía en la Academia de Ciencias de Rusia.

Panov cree en la necesidad de aumentar los esfuerzos en la búsqueda de vida inteligente en el Universo, asegurando que “son muy pocos los intentos de encontrar civilizaciones extraterrestres”.
“El hecho de que científicos de numerosos países buscaron civilizaciones ultraterrestres en repetidas ocasiones, fracasaron en encontrarlas y ello significa que no existen, es un mito, esta declaración no corresponde a la realidad”.
Dice Alexander Panov, astrónomo ruso y jefe del centro científico-cultural SETI en el Consejo de Astronomía en la Academia de Ciencias de Rusia.
El astrónomo ruso constató que la búsqueda de la vida inteligente en el espacio “de hecho acaba de empezar”.

Spektr-M estudiará agujeros negros, rayos cósmicos y materia oscura en el Universo, operando en los rangos milimétrico e infrarrojo y utilizando un telescopio criogénico.
Aunque la búsqueda de vida extraterrestre todavía no ha dado resultados, nuestro conocimiento del universo ha cambiado totalmente. En 2014, los astrónomos descubrieron el exoplaneta (o planeta extrasolar) Kepler-186f, considerado un ‘primo’ de la Tierra situado en la “zona habitable” de su estrella, allí donde la temperatura permite la presencia de agua en estado líquido, indispensable para la vida. Desde entonces se acumulan los descubrimientos que confirman que la Tierra no es una excepción en la galaxia.