IceCube, el Telescopio más austral del mundo.
Es un gigantesco observatorio ubicado en el Polo Sur que tiene la misión de detectar neutrinos que lleguen a la Tierra y sacarles la mayor cantidad de información posible.

Los neutrinos, aunque están llenos de energía, no tienen carga negativa ni positiva, por lo cual pueden atravesar el cosmos casi a la velocidad de la luz sin interactuar con ninguna otra partícula. Los científicos que estudian los neutrinos los llaman “partículas fantasmas” porque son casi imposibles de detectar, pero durante los últimos años la tecnología les ha permitido desarrollar potentes aparatos para observarlos y resolver los misterios que traen desde el espacio exterior. Trabajar con neutrinos es una tarea llena de enigmas, por eso al IceCube se le ha llamado “el telescopio más extraño del planeta” .
Sensores bajo el hielo
El IceCube no es un telescopio con un lente gigantesco como los que observan las estrellas. En realidad está equipado con más de 5.000 sensores ópticos sumergidos a cerca de 2km bajo el hielo de la Antártida.

“El hielo de los polos es un buen lugar para este tipo de laboratorios “. […] “La Antártida es un lugar amplio y limpio, así que ahí se pudieron instalar los sensores a lo largo de un kilómetro cúbico de hielo “
Dice el físico Jim Whitmore, director del programa de astrofísica de partículas de la National Science Foundation (NSF).
Al cubrir una zona tan extensa, el IceCube aumenta las posibilidades de detectar los esquivos neutrinos.
En 2013 el laboratorio logró la primera detección de un neutrino cósmico altamente energético de la que se tenga registro. Desde entonces, ha detectado hasta la fecha más de un millón de neutrinos cósmicos, de los cuales varios cientos han resultado de interés para los astrofísicos.

Pero según explica Whitmore, para los investigadores detectar un neutrino es solo el comienzo de la tarea, lo que realmente les interesa es rastrear de qué parte del universo provienen estas partículas.