Se detectaron ondas gravitacionales por cuarta vez, pero desde dos observatorios distintos.
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Las últimas ondulaciones en la tela “espaciotemporal” fueron detectadas el 14 de agosto a las 07:30 hora local, cuando los dos agujeros negros se fusionaron dando como resultado uno que “tiene cerca de 53 veces la masa de nuestro sol”, decía un comunicado del detector Virgo, ubicado en el Observatorio Gravitacional Europeo en Cascina, cerca de Pisa, Italia. Esta señal es importante para Virgo ya que es la primera en su historia, solo dos semanas después de que oficialmente comenzara a recibir datos. Al igual que LIGO, Virgo es un interferómetro subterráneo en forma de “L” que fue recientemente mejorado pero aún es menos sensible que sus pares estadounidenses.
Hasta ahora, las ondas gravitacionales sólo habían sido encontradas a través de dos detectores en Estados Unidos, los más sofisticados del mundo, conocidos como LIGO y ubicados en Livingston, Luisiana, y Hanford, Washington. La primera fue encontrada en septiembre de 2015 y develada públicamente a comienzos de 2016, resultado de décadas de investigación científica. Virgo involucra a más de 280 físicos e ingenieros de 20 diferentes grupos europeos de investigación.
“Es solo el comienzo de la observación con la red establecida por Virgo y LIGO trabajando juntos“, dijo David Shoemaker, portavoz de la colaboración científica LIGO, de la que participan el California Institute of Technology (Caltech) y el Massachusetts Institute of Technology (MIT).