Se detectó por primera vez un agujero negro inactivo dentro de un cúmulo globular.
Los cúmulos globulares de estrellas son agrupaciones en forma de esferas que contienen decenas de miles de estrellas, generalmente orbitan a la mayoría de las galaxias. Son unos de los sistemas estelares más viejos conocidos, de épocas del comienzo del crecimiento y evolución de la galaxia. En la Vía Láctea se sabe que hay más de 150. Utilizando el instrumento MUSE (Multi Unit Spectroscopic Explorer), instalado en el Very Large Telescope de la ESO, en Chile, se ha estudiado particularmente NGC 3201 en la constelación de Vela. Un equipo dirigido por Benjamín Giesers de la Universidad Georgia Augusta de Gotinga, Alemania, descubrió que una de las estrellas del cúmulo se mueve hacia atrás y hacia delante a velocidades de varios cientos de miles de kilómetros por hora, con un patrón que se repite cada 167 días, algo claramente llamativo.
Benjamin Giesers comentaba lo que vio: “Orbitaba alrededor de algo totalmente invisible que tenía una masa de más de cuatro veces la del Sol, ¡solo podía tratarse de un agujero negro! El primero de ellos encontrado en un cúmulo globular observando directamente su fuerza gravitacional”. La relación entre los agujeros negros y los cúmulos globulares es algo misterioso. Por sus grandes masas y edad, se cree que esos cúmulos han hecho muchos agujeros negros de masa estelar, es decir, esos creados cuando las estrellas masivas del cúmulo explotaban y colapsaban.
Giesers y su equipo han podido detectar por primera vez un agujero negro inactivo en el corazón de un cúmulo globular, uno que no está tragando materia y no está rodeado por un disco brillante de gas. Su masa se estimo a través de los movimientos de una estrella capturada por su fuerza gravitacional. La estrella que tiene 0,8 veces la masa de nuestro Sol, y la masa de su contraparte se ha calculado en alrededor de 4,36 veces masa del Sol, eso prácticamente asegura de que es un agujero negro. Las detecciones de fuentes de radio y rayos X en cúmulos globulares, y de ondas gravitacionales producidas por la fusión de dos agujeros negros de masa estelar, sugiere que los agujeros negros chicos pueden ser más comunes de lo que se pensaba en cúmulos globulares.
Giesers concluye: “Hasta hace poco se suponía que casi todos los agujeros negros desaparecerían de los cúmulos globulares después de poco tiempo y que sistemas como este ¡ni siquiera deberían existir! Pero, claramente, este no es el caso. Nuestro descubrimiento es la primera detección directa de los efectos gravitacionales de un agujero negro de masa estelar en un cúmulo globular. Este descubrimiento nos ayuda a comprender la formación de cúmulos globulares y la evolución de los agujeros negros y los sistemas binarios, vital en el contexto de la comprensión de fuentes de ondas gravitacionales”.