Un ascensor a la Luna es cada vez más viable
Esta idea, ha sido considerada seriamente por numerosos científicos desde que Kosntantin Tsiolkovski, “el padre de la cosmonáutica soviética”, propuso construir una torre de 35.786 kilómetros de altura en 1895.
Tsiolkovski argumentaba, que permitiría colocar objetos en la órbita geoestacionaria de la Tierra sin la necesidad de cohetes.

Y desde entonces hasta la fecha numerosos científicos han continuado desarrollando el concepto, como una forma de abaratar el costo de escapar la atracción gravitacional de nuestro planeta.
El problema, sin embargo, es que la construcción de una estructura de ese tamaño implica retos que hasta la fecha habían resultado imposibles de superar, incluso teóricamente.

Y lo mismo pasaba a mediados de la década de los 60. Un equipo de ingenieros estadounidenses examinó la posibilidad de utilizar un cable anclado a un satélite en la órbita geoestacionaria.
Durante la era de Tsiolkovski, quien dijo haberse inspirado en la Torre Eiffel, simplemente no existían materiales lo suficientemente resistentes para hacer realidad su sueño.
Muchos otros científicos, han continuado trabajando para tratar de resolver el problema, alentados por la misma NASA y otras agencias espaciales.
¿Como funcionaria el ascensor?
El desarrollo de nanotubos de carbono, en la década de 1990, convenció a la agencia espacial estadounidense de que, después de todo, un ascensor espacial es factible.

Y a finales de agosto de este año, dos investigadores de las universidades de Cambridge (Reino Unido) y Columbia (EE.UU.) presentaron una nueva propuesta de ascensor espacial que, afirman, ya es “viable con la actual tecnología”
Bautizada como “Spaceline” (“Cable espacial”), el modelo desarrollado por Zephyr Penoyre y Emily Sandford propone “anclar” en la Luna un cable que se extienda hasta la zona de gravedad de la Tierra.

Dicho cable, estiman los investigadores, tendría que ser tremendamente estrecho en sus extremos, para no colapsar por causa de la presión gravitacional. Pero también necesitaría ensancharse en el centro, para prevenir su rotura.
Y, gracias a este, en lugar de generar un impulso lo suficientemente fuerte para salir de la órbita terrestre, los astronautas solo tendrían que llegar al extremo inferior del Cable Espacial.

Una vez ahí “la nave espacial se aferraría a un transbordador alimentado por energía solar que subiría por el cable”.
La viabilidad de la idea de un ascensor espacial, sin embargo, fue ratificada este año por la IAA, (por su siglas en ingles International Academy of Astronautics) en un reporte especial sobre el tema.