Se trata de un logro histórico para la exploración espacial, ya que es la primera vez que una misión de la agencia espacial estadounidense logra traer material de un cuerpo celeste tan lejano. La muestra fue recolectada por la sonda OSIRIS-REx, que se lanzó en 2016 y llegó al asteroide en 2018. Durante dos años, la sonda estudió a Bennu, un asteroide de unos 500 metros de diámetro que orbita alrededor del Sol a una distancia similar a la de la Tierra.
En octubre de 2020, OSIRIS-REx realizó una maniobra arriesgada: se acercó al asteroide y tocó su superficie con un brazo robótico, que disparó una ráfaga de gas nitrógeno para levantar partículas de polvo y rocas. La sonda logró capturar unos 60 gramos de material, que guardó en una cápsula especial.
Después de alejarse de Bennu, OSIRIS-REx inició su viaje de regreso a la Tierra el pasado mayo. Tras recorrer unos 2.200 millones de kilómetros, la sonda llegó a nuestro planeta el día de ayer y liberó la cápsula con la muestra, que descendió en paracaídas hasta el desierto de Utah, donde fue recuperada por un equipo de científicos.
La muestra será trasladada al Centro Espacial Johnson de la NASA en Houston, donde será analizada y almacenada. Los investigadores esperan que el material del asteroide contenga información valiosa sobre el origen y la evolución del sistema solar, así como sobre los recursos y los riesgos que representan estos cuerpos para la humanidad.
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