Un impactante estudio reciente sugiere que un catastrófico impacto de un cometa, ocurrido hace 13,000 años, pudo haber sido el catalizador para el surgimiento de la civilización y la religión tal como las conocemos. Según los autores, este evento – que muchos científicos creen que nunca sucedió – podría estar registrado en las enigmáticas tallas del famoso sitio arqueológico de Göbekli Tepe, en el sur de Turquía. Este complejo neolítico, con una antigüedad estimada de 12,000 años, podría contener el calendario solar más antiguo del mundo.
Los investigadores centraron su análisis en una columna intricadamente tallada en Göbekli Tepe, donde proponen que los símbolos en forma de “V” representan días del año, sumando un total de 365 marcas distribuidas en 12 meses lunares y 11 días adicionales, conocidos como días epagómenos.
Uno de los hallazgos más sorprendentes del estudio es la representación del solsticio de verano como una deidad con forma de ave, posiblemente representando a la constelación de Virgo, donde se encontraba el Sol en esa época del año. Los autores sugieren que figuras similares con collares en forma de “V” en otros sitios relacionados podrían ser interpretadas como deidades creadoras o controladoras del tiempo.
Este descubrimiento sugiere que la columna podría ser el calendario lunisolar más antiguo del mundo, y que las tallas muestran un conocimiento temprano del concepto de precesión, mucho antes de que fuera documentado por el astrónomo griego Hiparco hace 2,000 años.
Sin embargo, el aspecto más impactante del estudio es la interpretación de una columna diferente, que parece ilustrar la corriente de meteoros de las Táuridas moviéndose a través de las constelaciones de Acuario y Piscis durante varias semanas. Los investigadores proponen que esta lluvia de meteoros podría haber sido la causa de un impacto de cometa alrededor del 10,850 a.C., desencadenando una mini Edad de Hielo conocida como el Dryas Reciente.
Aunque la hipótesis del impacto del Dryas Reciente es fuertemente criticada por muchos científicos, que argumentan la falta de evidencia de una colisión, los autores del estudio sugieren que Göbekli Tepe pudo haber sido construido como un memorial a este supuesto impacto.
“Los habitantes de Göbekli Tepe parecen haber sido observadores atentos del cielo, lo cual es comprensible dado que su mundo había sido devastado por el impacto de un cometa”, explicó el autor del estudio, el Dr. Martin Sweatman. “Este evento podría haber desencadenado la civilización al iniciar una nueva religión y motivar desarrollos en la agricultura para enfrentar el clima frío”, añadió.
El estudio sugiere que este temor pudo haber sido un poderoso principio organizador en la sociedad humana, impulsando la construcción de grandes estructuras comunales y, en última instancia, “desencadenando el origen de la civilización”. La investigación ha sido publicada en la revista Time and Mind.
Deja un comentario